Los diarios de un capitán sin nombre
Por lo menos desde 1994, llevo un diario. Vivía con mi tío Miguel Loyo en su casa de Lindavista, en Ciudad de México. Las tardes de los fines de semana mis tíos y primos se iban a San Miguel de Allende y en la enorme casa reinábamos Janis Joplin y yo. La Janis no era como es de suponer, aquella cantante cuya garganta rasgó el furor de algunos cuerpos, sino una perra rottweiler que nunca apreció la amistad y por el contrario, me conjuró algunos ataques de histeria cuando lograba escabullirse al interior de la casa.
Cuando Janis comenzaba a olisquear los muebles, el viejo piano, sus enormes patas sobre los tapices de satín y lana inglesa, yo tenía que apelar a los más ingratos ardides para lograr sacarla al patio y que mis tíos no arribaran a una residencia en ruinas. El rottweiler atisbaba debajo de la mesa mis imprecaciones de un malogrado sargento alemán. Entonces la dejaba en paz, al amparo de esa mesa enorme de cedro y me iba a escuchar Old Love, de Eric Clapton, El rey de las flores, de Silvio Rodríguez. Cuando pasaba el mediodía recurría al truco de la chuleta que Janis perseguía hasta la media luna del patio donde las azaleas de mi tía Meche, malheridas, se atildaban de la babosería de Janis que al ultrajar la chuleta entre apasionada y descreída, me dejaba cerrar de un tirón la puerta y otra puerta se abría, inmensa, cuando decidía caminar por la ciudad.
No sé cuántas veces recorrí la avenida Montevideo rumbo a la estación del metro Basílica. De ahí me iba al centro, a la calle Donceles, donde recorría todas las librerías de viejo en busca de algún libro donde se encontraran todas las respuestas. Ese libro magnífico nunca apareció en librería alguna, pero me ayudó a encontrar otros libros y otras pasiones: la de los mapas y atlas, la de diccionarios viejos, la de poetas desconocidos que aún hoy desfiguran el rostro de nuestra literatura.
Comí muchas veces en La Blanca, la famosa cafetería de 5 de mayo, donde concurrían los más disímiles parroquianos; ahí conocí a Rikhard, un muchachito de la provincia austriaca, ya ustedes imaginarán: la camisa a cuadros, los zapatos cafés, los pantalones de lino grueso y la cara roja y puntiaguda. Hagamos un trato (me dijo en su español aprendido en alguna universidad de provincia, después de escuchar mi español tan lleno de giros, tan snob), yo te enseño alemán y tú perfeccionas mi español. Le contesté que así lo haría pensando en su breve espalda, en su cara roja como una fresa.
La Ciudad de México también la conocí gracias a las señas que bien supo darme Javier Narváez, promotor y entusiasta de la literatura del que mucho aprendí sobre gastronomía chilanga (la pancita, en el mercado de la Portales; la comida China (todavía recuerdo el platillo, Mow Khu Khai Pin) en la Vértiz Narvarte; las tlayudas de Natalia Toledo, en la Condesa, donde conocí a la más variopinta comunidad de outsiders de la literatura.
Una ciudad pulpo de la que mucho se ha escrito y se escribirá. En mis diarios consigno tales nimiedades que hoy desbordan el ojo de esta mano regiomontana. Los primeros diarios los compré en una tienda del ISSSTE. Mientras mi amigo Gabriel Cruz robaba las navajillas de rasurar, yo husmeaba el pasillo de las libretas. Y ahí estaban, con sus pastas duras y rojas. Compré tres de aquellos diarios que acaso signen los días de 1994 y 1995.
Escribía al amparo del café del Sanborns de División del Norte. Mientras afilábamos de palabras la realidad, de vez en vez, Gabriel Cruz o yo, robábamos los cubiertos de aquella cafetería. Compadre, exclamaba Cruz, nos van a pescar. Pero yo quería esos cubiertos, tan bien hechos, tan limpios en toda su potestad burguesa. Gabriel terminaba introduciéndolos en su mochila de cuero para sacarme una sonrisa. Meses después, se incluyó Isolda Dosamantes, que hoy enseña en una universidad de Beijing.
Un día nuestra amiga Dosamantes llegó en un Tsuru del Gobierno del Estado de Tlaxcala con un colchón y un escritorio. Del colchón nada supe cuando huí a Monterrey. El escritorio aún resiente el ritmo del teclado cuando esto escribo. Es pequeño y ha soportado mi ingratitud con mi amiga tlaxcalteca.
Después volví a mi predilección por los diarios de contabilidad, en los que muy de vez en cuando, afilo impresiones.
21 Comments:
Nostalgia por España, Jordania, Líbano, Israel y la hermosa Grecia que ocupa hojas y hojas en mi diario, porque nunca pude agarrar el puto barco de Haifa y dormir en la proa acunada por el mediterráneo para despertar en el mundo con olor a rosas guardadas en un libro...los diarios, ahí me puedo ver REPROBADA en la fe. Un abrazote
Con mórbida atención leeríamos esos diarios que consigan los trabajos y los días en el Mediterráneo. Gracias drunkangel
¿Qué puede entonces presumir uno que es tan incapaz de mantener la atención en una cosa por más de tres meses?
Guardo aún, casi intacto, el diario raquítico (por sus poquitas hojas) que me regaló Elías un día de tantos que me vió tirado al suelo. Puedo presumir de él 8 o 10 páginas, eso si, muy bien escritas (je, no) y súmamente profundas (como charco de aceite en periférico).
Un día le dejaré de temer, lo sé.
Gracias por el coraje que me han dado. Beso.
Que-diario-tan-hermoso-y-lleno-de-aventuras-ese-escrito-durante-la-segunda-mitad-de-los-noventa...yo-he-escrito-el-mio-en-mi-corazon----ahi-las-hojas-no-se-salen-de-su-lugar-y,-con-solo-cerrar-los-ojos-puedo-leerlo...
De-repente-paso-por-Eje-Central-y-Eje-Cinco-y-volteo-hacia-la-derecha-e-imagino-verte-a-ti-y-a-Gabriel-en-el-telefono...otras,---mas-seguido,---en-Cumbres-de-Maltrata-en-aquella-rotonda-donde-tu-y-Armando-se-cayeron-por-andar-jugando...Que-hermoso-diario-Cui-y-si--si-recuerdo-que-te-descubria-escribiendo-en-el-alimentandolo-con-todo-lo-que-pasaba-durante-el-dia...El-tiempo-ha-hecho-lo-suyo,-lo-que-le-corresponde;-y-nosotros-hemos-tomado-rumbos-tan-distintos-tan-lejanos...sin-embago-tal-vez-lo-unico-que-nos-une-sea-que-alguna-vez--algun-dia---en-algun-momento---compartimos-momentos-lagrimas-y-suenos...Te-extrano-mucho-Cui...Recibe-un-fuerte-abrazo-desde-este-rincon-del-mundo-que-te-echa-de-menos.
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no se que es lo que me pasa pero estoy totalmente enamorada de ti,
tu voz y tu sonrisa son lo mejor...
Saludos
Yo también conocí la ciudad de México a traves de ti. Recuerdo con mucho cariño la ocasión que festejamos uno de mis cumpleaños en el departamento que vivias en Miguel Negrete. Gracias por el recuerdo. Las conversaciones de los domingos con los litros y litros de cafe, el libro de López Velarde y el de Federico García Lorca.
9 de noviembre de 2005,
Javier Narváez
Cómo olvidarlo, mi querido Javier. Era tu cumpleaños 33, creo que esa ocasión departíamos con Javier Sicilia y otros. Gracias por tu comentario.
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Sere tonto? no consigo entenderlo a fondo, creo que lo que muestra mas que nada es un miedo a quedarse sin amistad (a mi que me importa) pero creo que es el mismo temor que he tenido siempre desde que tengo conciencia. Me encantaria ser escritor pero es un modo de estar expuesto a los demas y no creo tener esa valentia. Felicidades. Algun dia sabras quien hizo este comentario tan insignificante
Saludos desde los ecos de los 9os
desde el asiento de copiloto en un Dart, hacia muchisimas partes del camino al sur, en el que se conjuntaron tantas ideas, e ideologias tan opuestas pero tan afines que con el tiempo se han vuelto a encontrar...
felicidades muchas...
Recordar es vivir, mi querido Quick... En esta entrada del invierno mis ojos están totalmente inundados de recuerdos. Obvia relacionarlo con la güelitud.
Te mando un fuerte y cálido abrazo, como pan con tibio y dulce chocolate.
Hermoso tu diario.
Gracias doña Sedienta. La güelitud que todos... sin duda, vamos alcanzando.
Don Carlos, muchas gracias por su comentario. No he signado nuestras aventuras, que son muchas, y en las que vimos con azoro el agua que corría.
pienso que deberias deleitarnos con tus pensamientos mas seguido,
me encantaria leer mas de ti...
besos
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che cuitla, posteate algo, dale.
A veces, de a ratos, extraño alguna gente de mty. Para recuperarlos un poco voy a "buasherear" a sus blogs y así me entero como andan. Contigo está difícil porque no posteás un carajo.
Beso sudaregiochil.
pinche cui, por lo menos una vez a la semana tengo la esperanza de leerte, no nos castigues así, no nos abandones, visítanos en la parte más mórbida del cerebro. Habalnos.
Rueda de Prensa
Llega una nueva editorial española a México,
presenta sus nuevos directivos en Monterrey y
está a la búsqueda de nuevos escritores mexicanos
Presentación y Rueda de Prensa
Museo de Historia Mexicana
Cafetería
Martes 4 de julio 11:00 hrs.
Monterrey, NL
Esperamos contar con su asistencia.
Demasiado tiempo sin deleitarnos con su escritura. Supongo que las redes ciudadanas no dejan mucho tiempo. Tanto tiempo a su lado (en sentido literal) sin atreverme nunca a decirle lo que sentía por Usted, es un poco tarde ya para confesiones pero un día tenía que decirselo... No olvide que cuenta conmigo para lo que necesite y en lo que yo lo pueda ayudar.
BESOS y Hasta pronto...
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