domingo, junio 20, 2004

La hora roja

Son varios ya los amigos que insisten en que los textos aquí publicados merodean el delirio y la crueldad. Acaso pasé desapercibidos otros días, otras manos tendidas, otro sol que no calara hondo en la garganta.
Anoche por ejemplo, extravié la brújula y rendí culto a las calles, al neón magenta que atravieza de un golpe la mirada, mientras el coche turba mi pequeño mundo de ciento cincuenta kilómetros por hora.
Luego, en la ansiedad del internet,el desvarío tronó los dedos y otra vez ciento cincuenta kilómetros por hora.
Y el saldo es pura tristeza y puro frenesí. Es un golpe de calor que conmueve la mirada, es un guiño inaccesible desde otro lado del mundo como en Colombia o en Ciudad del Cabo.
Lo que no he dicho es que me pierdo, que no me encuentro la mano en el bolsillo, que olvido los libros en la mesa del café, que salgo absorto a los estacionamientos sin encontrar mi coche.

martes, junio 15, 2004

brinco y brinco

La infancia siempre es una revoltura. De haberla tenido feliz no la hubiera mezclado con otras ilustradas en televisión y cine. Recuerdo vehemente cuando jugaba a besar los brazos morenos de mi madre, su voz de sirena y su naricilla gitana.

miércoles, junio 09, 2004

Un circo

No hay nada mejor que ver al mundo desde tu alcoba, con la seguridad del clima artificial, ver al mundo el choque de trenes el misil hizo trescientos muertos el avión secuestrado, desde la comodidad de tu cobertor, desde el balcón de tu pierna
Y mientras la lluvia ácida
el mundo por cable por internet.
Rueda el mundo
Rueda lo han verificado Galileo y otros
Rueda y es grande
Así lo hicieron saber los primeros españoles en la América
Rueda. El circo. Tu alcoba.

miércoles, junio 02, 2004

Algunos jinetes del apocalipsis

Referencia número uno
El marrano helicoidal que busca una nueva pocilga en la cual solazarse como pequeña meretriz, muy humilde y soltando de vez en cuando, con suma discreción, una sutil pedorrera que nos hurga los pulmones, que nos vierte en los pulmones un confort inmerecido, una alegría malsana.

Referencia número dos
Un escritor cúlpijeno, de esos que no hablan de Cristo porque temen el silicio mental. Que nos entregue una buena página, muy sencillita y con aroma, que nos haga desfallecer en el onanismo intelectual, que desaparezca de una buena vez la verruga sicoanalítica que se aloja en los adentros, en los nódulos del tracto intestinal, en las llagas de los esfínteres.

Referencia número tres
Una anciana sifilítica que imparta conferencias sobre género, sobre la diversidad, la tolerancia, etc. Y que después vuelva a su casa a chupar con fruición maníaca la verga del general teutón que no se quita el uniforme, que el uniforme es sagrado, que no me quitaré el uniforme nunca.

Referencia número cuatro
Julio Verne en motoneta por las calles de París, por los bares de París, en los antros del cartier Marrè de París(tumbando cirios, esfínteres de plástico, bebidas gaseosas)con su lengua de fuego: soy el profeta, ora pronobis ora pro nobis.